miércoles, 9 de febrero de 2011

Contigo, quiero ganar contigo

Cuando todo esperanza estaba perdida, cuando comenzaba a creer que no existía, cuando empezaba a pensar que simplemente era un acuerdo para ahuyentar la soledad, apareció, así sin más, sin darme cuenta, sin esperarlo. Como si supiera que me daba por vencido y solo quisiera mostrarme que existe, hizo acto de presencia y dijo, "¿me buscabas? aquí estoy, ¿me deseas? lucha. "Lucha porque no va ser nada fácil, para ti no". Para mi no, porque no me encontré ni en el lugar preciso ni la fecha precisa, porque el futuro no puede luchar con el pasado, porque no basta con que este dispuesto a despertarme junto a ti el resto de mi vida, o que te elija de compañera para hacer frente a todo lo que venga, bueno y malo, juntos, o que no sea suficiente el ligar mi felicidad a la tuya, porque no es bastante el elegirte para cumplir el sueño de mi vida y que te conviertas en la madre de mis hijos.
Lucharé, sí, ¿pero como?¿con qué?¿luchando te poseeré?, da igual, quiero intentarlo, pelearé, aguantaré y resistiré todos los golpes de pie, sin vacilar, sin rechistar, pero si al final no te encuentro, caeré, sin poder volverme a levantar.
Una vez decidido, de nuevo otra pregunta, ¿Me deseas para siempre? Se fuerte y valiente, porque vais a pasar por situaciones que hagan temblar todos los cimientos, porque esta vez los golpes vendrán todos juntos y desde todas direcciones y solamente quién me haya encontrado de verdad podrá poseerme para siempre. Sin vacilar ni un segundo tomo mi decisión, te agarraré de la mano, fuerte y mirare al frente, por más doloroso que sea el golpe que recibamos, más fuerte se sujetaran nuestras manos, mientras más heridas nos causen, más preparados estaremos cuando nos curemos.
Estoy preparado, espero que tu también, porque estamos comenzando una de las historias mas difíciles de nuestra vida, cada decisión importa, solo serán felices los valientes, quién se quede atrás nunca avanzará.
Espero que cuando todo termine, este sentado en las escaleras de un pequeño porche amarillo, frente a la piscina, con canas y arrugas en mi rostro, con mucho que contar y poco más que vivir, con los hijos de mis hijos jugando con esa mascota que vi envejecer, pero sobre todo espero sentir una mano acariciándome las mejillas, sentir la mirada de unos ojos cansado por el paso de los años y escuchar esa sonrisa que tantas y tantas veces intentaré que sea perenne en ese rostro que pertenece a la persona que decidió luchar conmigo, regalarme la única vida de la que dispondrá, la que me despedirá como si la que se marchara fuera ella, esa persona que me encantaría que fueras tu.
Al final la última pregunta, ¿Mereció la pena? Sí, gracias por todo.